Confederación Sindical de Comisiones Obreras | 18 abril 2024.

Salud. Revista Trabajadora, n. 59 (noviembre de 2016)

Papiloma, las mujeres han de decidir, de Silvia Espinosa

    02/12/2016.
    Cartel de la película de Frederic Pahisa.

    Cartel de la película de Frederic Pahisa.

    HOY EN DÍA la sobre medicalización está instalada en la sociedad y aunque afecta a toda la población, se ensaña especialmente con las mujeres. Convertir en enfermedades procesos naturales como la menopausia o el embarazo; investigar sólo sobre fármacos; relegar la prevención y la promoción de la salud; dejar de lado las dimensiones sociales y políticas de los problemas de salud, son algunas de las prácticas que conducen a una sociedad sobre medicalizada. Evidentemente, detrás de este fenómeno están los grandes intereses de la industria farmacéutica y tecnológica.

    La controvertida vacuna del virus del papiloma humano (VPH) es un claro ejemplo de sobre medicalización. Tal y como afirmaba Diane Harper, la principal investigadora de la vacuna: “Ya cuando salió al mercado tuvo muchas críticas por la insuficiencia de los estudios poblacionales que demostraban su seguridad”. En España, en 2007, cuando el Ministerio de Sanidad la incluyó en el calendario de vacunaciones, más de 10.000 profesionales de la salud y varias asociaciones científicas lideraron un movimiento profesional sin precedentes que cuestionaba la vacuna por varias razones.

    En primer lugar, porque la protección que ofrece la vacuna no es completa, pues sólo actúa contra algunos de los serotipos cancerígenos, lo que provoca una sensación de falsa protección que además puede hacer bajar la guardia ante otras enfermedades de transmisión sexual. En segundo lugar, se desconoce la duración de la inmunidad que aporta, y si serán necesarias dosis de recuerdo. Y en tercer lugar, se presenta ante la opinión pública como eficaz en la prevención del cáncer de cuello uterino, cosa que no quedará empíricamente demostrada hasta que pasen 20 o 30 años, los que necesita la enfermedad para desarrollarse. Hay que tener muy en cuenta que antes de la vacuna, el cáncer de cuello uterino ya era una enfermedad de baja frecuencia y mortalidad en nuestro país gracias, en gran medida, a un método de prevención altamente efectivo, inocuo y de bajo coste: el cribado con citología o papanicolau. ¿Por qué se cambió por una cara vacuna de incierta y parcial efectividad?

    En estos años de administración de la vacuna en todo el mundo, ha quedado constancia de que un gran número mujeres han presentado efectos adversos graves después de ser vacunadas -según el Sistema Americano de Notificación de Reacciones Adversas (VAERS) 45.483 casos, con 268 muertes, 3 en España. Ante esta situación, la resistencia por parte de las autoridades sanitarias a reconocerlos ha sido una constante, por lo que en muchos países han nacido las asociaciones de afectadas. En España la Asociación de Afectadas por la Vacuna del Papiloma (AAVP) nace en Valencia y trabaja desde 2009 para que los efectos adversos de la vacuna sean reconocidos, las afectadas atendidas adecuadamente y la vacuna retirada del calendario (1).

    La última muestra de esta situación tuvo lugar en noviembre de 2015, cuando la Agencia Europea del Medicamento, a petición de las autoridades sanitarias danesas y después de escuchar a varias asociaciones de afectadas por la vacuna (entre ellas la AAVP española), emitió una evaluación negando las afectaciones a pesar de las evidencias recibidas. Nuevamente se alzaron voces científicas como la Plataforma Nogracias (2), el Centro Nórdico de investigación e información independiente Cochrane o SaneVax, no sólo para criticar la evaluación, sino también a una sociedad que acepta como objetivas las evaluaciones de una agencia que recibe el 80% de su financiación de la industria farmacéutica, la misma a la que evalúa.

    Este año se estrenó una película documental de gran calidad titulada Papiloma: las mujeres tenemos que decidir, dirigida por Frederic Pahisa, que tiene como objetivo aportar una reflexión crítica para que la ciudadanía tenga todos los elementos para decidir, también esos que las autoridades sanitarias no están dando. Lo han realizado conjuntamente la ONGD Entrepueblos, el Centro de Análisis y Programas Sanitarios (CAPS) y la asociación de periodistas y activistas Solidaridad y Comunicación (SICOM), y desde hace unos días está colgado en internet para que cualquiera pueda visualizarlo libremente. Dado que la vacuna no es obligatoria, y que la comunidad científica está dividida, informarse antes de vacunarse es imprescindible y este documental es una buena opción (3).

    Silvia Espinosa (silvia.espinosa@sanidad.ccoo.es) es secretaria de Mujer de la Federación Estatal de Sanidad y Sectores Sociosanitarios de CCOO.

    (1) Página web de la Asociación de Afectadas por la Vacuna del Papiloma: http://asociacion.aavp.es/.

    (2) Página web de la Plataforma Nogracias: http://www.nogracias.eu/.

    (3) Documental completo en: https://www.youtube.com/watch?v=8qKUHpRlA4w.