Confederación Sindical de Comisiones Obreras | 26 abril 2024.

La Escoba Ciudadana (Le Balai Citoyen) en Madrid

    El 21 de marzo se proyectó en el Auditorio Marcelino Camacho el documental “Place à la révolution”, seguido de una mesa redonda sobre la movilización popular en Burkina Faso conocida como Le Balai Citoyen contra el dictador Compaoré. El acto contó con la presencia de dos de sus protagonistas, los músicos y líderes del movimiento, Smockey y Sams’K, junto con la presidenta de la Fundación Katiou, Karidia Friggit, Pedro Delgado, secretario de cultura de CCOO de Madrid y Alejandra Ortega, en representación de la Secretaría de Internacional y Cooperación de CCOO.

    22/03/2018.
    Mesa redonda sobre Burkina Faso

    Mesa redonda sobre Burkina Faso

    La Escoba Ciudadana (2014) es uno de los movimientos más importantes ocurridos en África desde el final de la Guerra Fría que, sin embargo, comparte muchos elementos comunes con otros movimientos y revoluciones del continente africano durante la segunda década del s. XXI: fuerte militancia desde diferentes espacios de la sociedad civil, una gran indignación ante gobiernos dictatoriales corruptos, reformas legislativas que nunca se han cumplido, una población joven sin recursos ni futuro, un empobrecimiento extremo, cercos policiales continuos a la población, censura en los medios de comunicación y redes sociales, graves ataques a la libertad de expresión, tentativas de los dictadores de eternizarse en los mandatos presidenciales, connivencia de las potencias occidentales con las dictaduras en el terreno y, frente a esto, un marco de una gran precariedad laboral con amplios sectores informales de actividad con escasa o nula sindicación.

    Burkina, en el momento del derrocamiento de Compaoré en 2014, contaba con una población de 17 millones de habitantes siendo uno de los estados más pobres del mundo con casi tres cuartos de su población en la extrema pobreza, un 36 por 100 de su población adulta alfabetizada, una esperanza de vida de 55 años y, según datos de la OIT, con alrededor de un 80 por 100 de su población activa en la agricultura, un 30 por cien de los jóvenes urbanos de entre 16 a 24 años sin empleo y el 70 por ciento de su población activa en la economía informal (solo un 2 por ciento de esta población está sindicalizada).

    Las organizaciones sindicales en el Burkina Faso post-colonial, no obstante, contaron con un importante margen de independencia del partido único y el gobierno e incluso, en algunas etapas, se enfrentaron al poder jugando un papel fundamental en la descolonización del país en 1960. En esa etapa fue constante la repetición de huelgas pero también la supresión efectiva de los derechos de los trabajadores y las libertades sindicales, que fueron duramente reprimidas durante la dictadura de Compaoré. De 2011 a 2014, las demandas sobre los derechos civiles y la democratización se incrementaron, especialmente ante la subida de los precios del petróleo y el intento del dictador de reformar el artículo 37 de la Constitución de Burkina que le hubiera permitido eternizarse en el poder.

    Esta crisis se diferenció, no obstante, de las anteriores y de otras que hemos conocido en dos aspectos importantes: en primer lugar, estaba menos concentrada, tanto en términos políticos como geográficos y, en segundo lugar, el descontento no fue canalizado por ninguna organización en particular surgiendo en este contexto, estas fórmulas del “activismo musical” como había sido el caso del rapero senegalés Didier Awadi, durante las protestas contra la reelección del presidente de Senegal Abdoulaye Wade, con un movimiento de raperos jóvenes y periodistas. O el de La Escoba Ciudadana en Burkina Faso que forma parte de una red concienciada de músicos francófonos en cuyo vocabulario e iconografía hay fuertes ecos de la resistencia anticolonial de la generación anterior y en el caso de Burkina, en el ideario de Thomas Sankara.

    A pesar del derrocamiento de Compaoré, Burkina enfrenta numerosos desafíos a futuro: la erradicación de las altas tasas de trabajo forzoso y las peores formas de trabajo infantil especialmente en las minas y canteras artesanales que se registran en el país y en las redes de trata de seres humanos con fines de explotación económica o sexual, litigios fronterizos, conflictos intercomunitarios, religiosos, atención de refugiados, tráfico ilegal y trata de personas, amenazas yihadistas y atentados en su territorio y finalmente, la duda aún en el aire de si el proceso democrático en Burkina terminará conociendo una transición pacífica o terminará siendo víctima de estos conflictos.