El día 6 de julio el Consejo de la Unión Europea decidió firmar el Acuerdo de Asociación Económica (AAE) con Japón y solicitó la aprobación del Parlamento Europeo para la celebración del mismo. Y mañana, día 11 de julio, está prevista la Cumbre UE-Japón donde los mandatarios europeos y japoneses firmarán, por un lado, el Acuerdo de Asociación Económica, acuerdo de libre comercio, que supondrá la eliminación de prácticamente el 99% de los aranceles comerciales y, por otro, el Acuerdo de Asociación Estratégica donde además de cuestiones comerciales, se establecerá la cooperación estratégica en cuestiones de seguridad y defensa, protección de datos, educación e investigación y cambio climático.
A pesar del optimismo expresado por el propio Consejo de la UE, que afirma que el JEFTA incorpora los “máximos niveles de exigencia en materia de trabajo, seguridad, medio ambiente y protección de los consumidores… y es el primer acuerdo comercial que incluye un compromiso específico en relación con el Acuerdo de París sobre cambio climático” lo cierto es que contiene los mismos elementos negativos que sus predecesores, el CETA y el fallido TTIP.
Entre otras cuestiones que justifican el rechazo a este nuevo acuerdo de inversión de la UE destacan que la negociación del JEFTA, que se ha venido produciendo desde 2013, ha sido opaca y, mientras que los lobbies que representan a las grandes multinacionales han estado presentes en la mayor parte de las reuniones, los sindicatos y la sociedad civil no han tenido presencia.
El capítulo social y medioambiental es claramente insuficiente. No incorpora mecanismos o sistemas de sanción a las empresas que no cumplan el capítulo sobre Comercio y Desarrollo Sostenible, ya que las evaluaciones de impacto de sostenibilidad (SIA) no han sido tenidas en cuenta. Se van a seguir negociando las normas de protección de las inversiones y la solución de diferencias en materia de protección de las inversiones, ya que de nuevo los inversores y las grandes corporaciones son las grandes protegidas de los Acuerdos de libre comercio, en detrimento de las personas y el planeta.
En lugar de contribuir a hacer extensivos los estándares de calidad europeos, el JEFTA tiene solo una breve referencia al principio de precaución sin disposiciones vinculantes y subordinada al crecimiento de los intercambios comerciales.
Otras cuestiones fundamentales para CCOO es que Japón no ha ratificado dos de los ocho convenios fundamentales de la OIT, concretamente el 105 sobre Abolición del Trabajo Forzado y el 111 sobre Discriminación en el Trabajo y que el JEFTA no respeta los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) ni la perspectiva de género.
Desde CCOO reiteramos que la controversia no está en el comercio internacional ni en su promoción, ni mucho menos la solución es el proteccionismo, sino que el problema es la desregularización del comercio y la desprotección de las personas y el medio ambiente en beneficio, única y exclusivamente, de las grandes multinacionales.