Confederación Sindical de Comisiones Obreras | 25 junio 2024.

2013- Palabras para un premio, de Carmen Briz Hernández

    La revista Trabajadora recibió el pasado miércoles día 29 de mayo de 2013 el premio Comunicación en la VI edición de los premios Participando creamos espacios de igualdad, que concede anualmente el Consejo de las Mujeres del Municipio de Madrid. El acto de entrega se celebró en la sala María Zambrano del Círculo de Bellas Artes de Madrid.

    03/06/2013.
    Fotografía de Julián Rebollo

    Fotografía de Julián Rebollo

    "Palabras para un premio", de Carmen Briz Hernández (realización de la revista Trabajadora en su IV época, 2001-2013).

    Ví la luz por primera vez en enero de 1981. Nacía tímidamente. Ni siquiera ostentaba la categoría de "revista? que me califica en la actualidad. Nací humilde en recursos, arrastrando pocas páginas tras de mí, pero nací rebelde, como casi todas las publicaciones, primero de mujeres y después feministas, que a lo largo de la Historia han sido. Rebelde fue mi primer titular, a caballo entre lema para ser pintado en una pancarta y titular periodístico: "Defiende tu puesto de trabajo, lucha contra la discriminación?.
    Las mujeres que se atrevieron a "parirme? no sabían, a ciencia cierta, que estaban plantando la semilla de una publicación que no sólo aguantaría y resistiría el paso de los años sino que seguiría siendo necesaria en pleno siglo XXI. La idea de editarme fue gestada desde la Secretaría Confederal de la Mujer de CCOO que había nacido algunos años antes (en 1977) y que presentaba su primer plan de trabajo insistiendo en ser: "Un puente entre el movimiento sindical y el movimiento feminista?. Begoña San José, abogada y comprometida siempre con el feminismo, era entonces la secretaria confederal de la Mujer. Sí, eran otros tiempos. Desde mis primeras páginas, alegaba por la legalización de los anticonceptivos (entonces prohibidos) y del aborto (qué pena, ¿verdad?, tantos años y los Estados aún inmiscuyéndose en las decisiones de las mujeres y nosotras manifestándonos, aún como ayer tarde ante el Ministerio).
    A pesar de no nacer con espíritu de continuidad, fue casi inevitable que tras el 3º Congreso Confederal de CCOO, celebrado en junio de 1984, empezara a fraguarse la posibilidad de editar una revista que, en palabras de Teresa Nevado, que asumía la secretaría confederal de la Mujer entonces: "Sirviera para visibilizar nuestra presencia en el sindicato, que nos ayudara a sentar doctrina en las estructuras y ejecutivas y que fuera un punto de referencia, reflexión y consideraciones para nosotras mismas?.
    Se debatió sobre mi nombre y se decidió que Trabajadora permitiría dar una continuidad a los boletines editados anteriormente, pero, sobre todo, al trabajo realizado en materia de género. En mi primer editorial, se podía leer que nacía con la pretensión de ser: "Un medio de comunicación entre las diferentes secretarías de la Mujer, muchas veces aisladas en sus respectivas ejecutivas así como un intercambio de experiencias entre ellas?. Creo haber cumplido con creces esa pretensión, de hecho, a día de hoy, continúo siendo un vehículo de cohesión entre quienes trabajan cuestiones de género desde el sindicato. Así, entre todas -y con el arduo trabajo de realización a cargo de María Luisa San José-, hicieron de mí un lugar donde poder reflexionar sobre el feminismo, un lugar donde encontrar respuestas a algunos de los problemas a que se enfrentaban entonces las sindicalistas y las trabajadoras. Eran tiempos en donde defender el derecho de las mujeres a trabajar en las minas suponía enfrentamientos con los compañeros del sector de la minería; tiempos en donde se exigía la regulación del servicio doméstico, un sector sumergido, desprotegido y tradicionalmente ajeno a los sindicatos; tiempos en donde se debatía sobre la necesidad de establecer cuotas de mujeres en las estructuras sindicales.
    Con enormes dificultades económicas (como casi siempre, a lo largo de toda mi vida, por otra parte) y mucho trabajo voluntario, de todas y cada una de estas mujeres salí a la calle con ganas de influir, con ganas de cambiar todo lo que no nos gustaba, todo aquello que olía a discriminación, simplemente por ser mujeres, como la discriminación salarial o las normas falsamente "proteccionistas? que impedían a las mujeres el acceso a trabajos nocturnos o en sectores masculinizados.
    Con María Jesús Vilches, como secretaria de confederal de la Mujer, continúo consolidándome como publicación, creciendo en difusión. Ella lo recuerda así: "La valoración de la revista que nos llegó del exterior, de instituciones, de organizaciones feministas, universidades, centros culturales, etc? fue siempre muy positiva. Y también la que conocimos de la propia afiliación?. Cada vez hay una mayor implicación y participación de los hombres de CCOO, que empiezan a sentirla también suya. Se apuesta por mí y se contrata a una periodista, Concha Hernández, para cuidarme, mimarme y mejorarme, periodísticamente hablando. Continúo creciendo saludable y eso me permite resistir las dificultades y los malos y malísimos tiempos (aquellos que no deseo recordar porque hablan del fin de mi existencia o de la posibilidad de "absorción? dentro de otras publicaciones sindicales generalistas).
    Pero, tanto trabajo, de tantas mujeres, preocupadas por las ideas y el activismo feminista y por alcanzar la igualdad real entre hombres y mujeres, no podía tener un final tan incierto. Con Rita Moreno como secretaria confederal de la Mujer soy reconocida, en el 7º Congreso Confederal, como órgano de expresión de las políticas de género en CCOO. En estos años, y tras la salida de Concha Hernández en la dirección, se contrata a otra periodista, de nombre Carmen Briz (y que, para más señas, les dirige ahora mismo, en mi nombre, estas palabras) para iniciar la IV época de la revista. Se apuesta por seguir amándome y consolidarme como publicación, dando paso a una nueva cabecera, a un nuevo formato, a la entrada del color en mis páginas y también presentándome formalmente en la sociedad ditigal.
    Cuando Carmen Bravo aterriza como nueva responsable de la secretaría confederal de la Mujer, en 2004, le sorprende especialmente mi realización: "Prácticamente se consigue desde la gratuidad y la entrega desinteresada de muchas personas en la elaboración de artículos, investigación, debates, análisis de obras y estudios,  propuestas de actividades y participación en infinidad de foros. Ninguna de sus secciones tiene un coste económico añadido, son aportaciones gratuitas, siendo su principal valor la cooperación y solidaridad?. Y, así es, el espíritu -basado en la cooperación y la solidaridad- que movió a mi gestación, continúa vivo, asentado en ideas compartidas que supongan cambios en el propio sindicato, cambios en la sociedad. 
    Estamos en 2013 y Ana Herranz-Sainz Ezquerra se ha incorporado como nueva secretaria confederal de la Mujer y sé que, como sus predecesoras, velará por mí y conseguirá hacerme fuerte frente a las embestidas que puedan presentarse en un futuro próximo. Y, en mis páginas, continuaréis leyendo informaciones que apuesten por: las acciones positivas, la transversalidad; la presencia de mujeres en los ámbitos de poder; la no discriminación en la negociación colectiva y en el diálogo social; el derecho a un empleo digno y de calidad; la equiparación salarial; la conciliación de la vida laboral y personal; y, la lucha contra la violencia machista; entre otras cuestiones. Y no me olvidaré de todas aquellas mujeres, que por diferentes motivos, se encuentran al margen de las grandes agendas, porque sus historias de vida no interesan. Otras revistas feministas seguirán encontrando acomodo en mis páginas, para potenciarnos mutuamente y el ciberespacio será una plaza en la que encontrase un rato, entre amigas, a tomar el sol. Y tendré columnas para los libros, la música, el teatro?  y portadas y contraportadas llenas de arte, porque no sólo de reivindicaciones viven quienes me leen.
    Espero encontrar en años venideros la financiación necesaria para continuar, financiación hecha a base de esfuerzos imposibles de contabilizar. Y además, agradezco la subvención económica que anualmente me ha venido concediendo el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad (a través del Instituto de la Mujer).                                 
    Gracias especiales a quienes me propusieron para este reconocimiento público y, por supuesto, al Consejo de las Mujeres del Municipio de Madrid por su trabajo a favor del asociacionismo de las mujeres en esta difícil ciudad en que nos toca vivir. Me siento realmente orgullosa de haber sido nominada, junto con Red Internacional de Periodistas con Visión de Género, merecedora igualmente de este reconocimiento.
    Los mejores premios suelen ser siempre los compartidos porque se disfrutan multiplicándose por el número de personas que se siente representada en él. Así me sucede a mí, que el próximo año cumpliré mis 30 años. (No yo, quien les lee, sino la revista).

    Para quien les dirige esta tarde la palabra es también un orgullo ?y una enorme responsabilidad- recoger este premio en nombre de tantísimas personas que hicieron y hacen posible la revista Trabajadora (desde quienes escriben, fotografían y dibujan) hasta quienes la leen.
    Realizando la IV época de la revista desde 2001, he tenido la gran suerte de trabajar, bajo la dirección sindical de Rita Moreno Preciado, de Carmen Bravo Sueskun y actualmente Ana Herranz-Sainz Ezquerra de quienes aprendo y con quienes comparto opiniones y a quienes he tratado y trato de hacerles partícipe de mi otra gran pasión, además del activismo feminista, el periodismo. Ya puestas, no de cualquier periodismo, sino un periodismo honesto, comprometido con la realidad, un periodismo peleón y rebelde, a veces más cargado de preguntas que de respuestas, que tan bien me enseñaron mis compañeros de redacción de la revista Página Abierta, de la que provenía.
    Este premio es de todas las mujeres y hombres que conforman Comisiones Obreras, de quienes han formado parte de los diferentes consejos de Dirección y Redacción, de las secretarias de la Mujer de Federaciones y Territorios con quienes tengo el gusto de trabajar, de los secretarios generales del sindicato que apuestan por las políticas de género y, por supuesto, de mis compañeras de trabajo que adivinan siempre cuando estoy de cierre de la edición porque dejo de prestar atención a cualquier otra cuestión que suceda ante mis narices.
    Sabía, cuando acepté hacerme cargo de la Comunicación en la Secretaría Confederal de la Mujer de CCOO; que el reto no era fácil y que muchas miradas estarían puestas en mi trabajo. Pero lo asumí ?con muchas ganas- y seguiré haciéndolo ?como hasta ahora- lo mejor posible. Espero no decepcionarles.
    Gracias por su atención.