Confederación Sindical de Comisiones Obreras | 24 noviembre 2024.

GENERACIÓN XXI/ REVISTA TRABAJADORA, N. 68 (NOVIEMBRE DE 2019)

Dime tu edad y te diré cómo eres, de Paula Guisande

    PAULA GUISANDE escribe, en la sección Generación XXI, sobre las chicas jóvenes a través de un estudio elaborado por el Instituto de la Mujer y para la Igualdad de Oportunidades.

    16/12/2019.
    Fotografía de Txefe Betancort.

    Fotografía de Txefe Betancort.

    LA SOCIEDAD tiende a describir y catalogar a las personas jóvenes basándose más en prejuicios y estereotipos que en datos. Para romper con esta práctica, injusta pero muy extendida, resulta útil el estudio Diagnóstico de la mujer joven en la España de hoy, que presentó en mayo de 2019 el Instituto de la Mujer y para la Igualdad de Oportunidades, que permite conocer lo que piensan, anhelan o preocupa a las jóvenes.

    El estudio analiza también la diferencia intergeneracional. Por ello, de las 1.500 encuestas realizadas, 300 corresponden a mujeres de 35 a 64 años, cuyas opiniones, comportamientos y hábitos se contrastan con los de las 1.200 jóvenes de entre 18 y 34 años participantes en la investigación.

    Que la violencia de género sea la principal preocupación de las jóvenes da que pensar. Por un lado, indica un alto nivel de sensibilización pero, por otro, la preocupación puede ser síntoma de miedo a sufrir violencia machista, que ya se ha cobrado casi medio centenar de vidas en lo que va de 2019. En segundo lugar, se encuentra la desigualdad entre hombres y mujeres, seguida de asuntos socioeconómicos como las desigualdades y la pobreza, el cambio climático o el desempleo.

    Al ser preguntadas por la importancia que conceden a diferentes aspectos de sus vidas, las diferencias entre jóvenes y mayores de 35 años no son especialmente significativas, aunque destacan la preocupación de las jóvenes por su vida laboral (emanciparse y encarar un proyecto de vida) y la atención que conceden las mayores a la vida familiar. Cuestiones que pueden estar directamente relacionadas con el retraso de la maternidad, que también apunta el estudio. La primera como causa y la segunda como consecuencia.

    Para las jóvenes la realización personal no pasa por ser madres, pero hay un alto porcentaje que desearía una vida en familia. El 30% desearía vivir con su pareja e hijos o hijas pero sólo un 10,8% lo consigue. Tampoco resulta fácil acceder a la emancipación, sola o con pareja, por lo que muchas jóvenes siguen viviendo en el domicilio familiar muy a su pesar. Un 41% se encuentra en esta situación, aunque solo el 3% está conforme.

    Detrás de estas frustraciones se encuentra una realidad laboral precaria: mientras las mayores de 35 años entrevistadas tienen en su mayoría contratos indefinidos, las más jóvenes no alcanzan el 40% de contratación estable. Una amalgama de precariedad que supone un obstáculo para la toma de decisiones a largo plazo: contratos temporales, trabajo autónomo, e incluso empleo irregular sin contrato.

    Al igual que las mayores, las jóvenes no sitúan el salario como la primera de sus expectativas laborales. Valoran un trabajo que les permita tener vida personal y aprender cada día cosas nuevas. Lo que no justifica, en ningún caso, la importante brecha que separa los salarios de hombres y mujeres.

    Precariedad, desempleo y bajos salarios explican que las jóvenes (de 16 a 29 años) sean el grupo de población con mayor riesgo de pobreza en nuestro país. La Encuesta de Condiciones de Vida del INE de 2018 situó esta tasa en el 31,2%, con tendencia al alza respecto de los dos años anteriores, mientras que entre los hombres el riesgo baja.

    Preguntadas por su relación con el feminismo, una de cada cinco se considera muy feminista con la puntuación máxima, mientras que entre las mayores de 35 años la puntación más frecuente es la intermedia.

    Sin embargo, este empoderamiento de las jóvenes no es homogéneo: las mujeres de clase baja tienen una relación más distante con el feminismo que las de clase media o alta. También existe una relación directa con la edad: son las más jóvenes (18 a 24 años) las que más feministas se consideran, con una importante diferencia respecto del grupo de 30 a 34 años. El lugar de residencia también influye: son las jóvenes residentes en núcleos urbanos con más de 500.000 habitantes las que se consideran más feministas.

    Las jóvenes de hoy no sólo son conscientes de las desigualdades, de género y sociales, sino que actúan para mejorar el mundo en el que viven. Entre las entrevistadas, un 35% participó en manifestaciones en el último año y casi un 31% hizo huelga, muy por encima del 22% y 16% de participación, respectivamente, de las mujeres de 35 a 64 años.

    Paula Guisande (@PaulaGuisande) es secretaria confederal de Política Social y Movimientos Sociales de CCOO.