Confederación Sindical de Comisiones Obreras | 26 diciembre 2024.

LA MIRADA VIOLETA INFORMACIÓN CORONAVIRUS MUJERES

Frente al mayor riesgo de pobreza, más perspectiva de género

    EN SEGUIMIENTO del impacto de género de la crisis del COVID-19, la secretaria confederal de Mujeres e Igualdad de CCOO, Elena Blasco Martín, señala: “En estos tiempos de emergencia sanitaria, económica y social, en el que nos hemos marcado como Estado social no dejar a nadie atrás, no debemos olvidar las mayores dificultades económicas de las mujeres en general y las dificultades extremas de diversos grupos de mujeres, que se ven sin acceso a los recursos existentes. Urge dar una respuesta económica y social que tenga en cuenta y aporte soluciones a todas las mujeres y que afronte con medidas específicas a las más expuestas a la pobreza. Porque, no olvidemos, el mayor dique de contención de la pobreza es extender la protección social con perspectiva de género. Y para ese fin el compromiso de CCOO, en el marco del Diálogo Social, es claro e irrevocable”.  #MiradaVioletaCovid19

    15/04/2020.
    Frente al mayor riesgo de pobreza, más perspectiva de género.

    Frente al mayor riesgo de pobreza, más perspectiva de género.

    LA CRISIS SANITARIA del Covid-19 está produciendo consecuencias laborales, económicas y sociales, visibles ya en los primeros días, y que serán más notorias y devastadoras en el medio plazo, si no se toman las medidas necesarias. El secretario general de CCOO, Unai Sordo, señala la preocupación de nuestra organización sindical por prevenir peores efectos y aporta propuestas para afrontar la recuperación cuanto antes mediante el mantenimiento de los empleos y la extensión de la protección social (Ver Medidas a priori para contener el desastre).

    Como se ha señalado repetidamente desde CCOO, el empleo de calidad, el trabajo digno, es la principal vía para garantizar la autonomía económica de las personas. En tiempos de normalidad, la secretaria confederal de Mujeres e Igualdad de CCOO ha llamado la atención reiteradamente sobre las dificultades añadidas a las mujeres en cuanto a su participación laboral, que impiden el acceso al empleo de calidad y condicionan su mayor riesgo y exposición a la pobreza.

    Elena Blasco Martín, en numerosas ocasiones, ha expuesto: “El panorama de las mujeres ante el mercado laboral en España se resume en que tienen menor acceso al empleo que los hombres y que sus condiciones son en general peores; en que son mayoría en el paro, en la temporalidad, en el tiempo parcial, en que les afecta la discriminación salarial y son mayoría entre quienes reciben los salarios más bajos; y en que su presencia laboral está condicionada doblemente por la segregación: sectorial y ocupacional“. “Todo ello –añade- lo resumimos con la frase la precariedad laboral tiene rostro de mujer“.

    Son las mujeres quienes reciben los salarios más bajos. Según la Encuesta anual de Estructura Salarial (EES) del 2017, última publicada, por cada 4 personas con ingresos iguales o menores del SMI, 3 son mujeres. Recordemos que el salario medio anual de las mujeres fue en 2017 de 20.607,85 euros, y el de los hombres fue de 26.39,84 euros. Las mujeres dejaron de percibir, por tanto, 5.783,99 euros. Es decir, el equivalente al 25% de su salario anual (a una cuarta parte de su salario anual). El porcentaje de mujeres con ingresos menores o iguales al SMI duplica al de los hombres (18,8% mujeres, 7,8% hombres). La proporción de personas trabajadoras con ganancia baja (asalariados/asalariadas cuya ganancia hora está por debajo de los 2/3 de la ganancia mediana), fue del 16,2%: el 64% eran mujeres.

    Y, como se reflejaba en el informe de la Secretaría confederal de Mujeres e Igualdad de CCOO sobre la brecha salarial, publicado en 2019 (Igualdad retributiva, un derecho pendiente): “Ordenando a la población asalariada según la cuantía del salario mensual percibido, en el decil 1 (corresponde al 10 % con salarios más bajos) el 72 % de las personas que lo componen son mujeres. En este decil, cuyo salario medio son 464 euros, las mujeres tienen un salario medio todavía menor, de 453 euros“. Y, recordemos, la conjunción de más temporalidad, más parcialidad y más precariedad que se observa en las trabajadoras determina que sean las “nuevas trabajadoras pobres“.

    Elena Blasco Martín explica: “La menor retribución de las mujeres, consecuencia de varios factores, entre otros: brecha salarial, salarios más bajos, menos prestaciones por desempleo, brecha en pensiones contributivas, etc., tiene como resultado el mayor riesgo de empobrecimiento. Decimos que la pobreza laboral tiene rostro de mujer, y que ésta es una forma estructural de “violencia económica”, tal y como recoge el Convenio de Estambul. Por eso son tan necesarias medidas económicas que impactan favorablemente en las mujeres que más lo necesitan“.

    Y en este tiempo del COVID-19, la situación en el empleo está empeorando considerablemente, con el consiguiente efecto económico en las mujeres.

    En especial, hay grupos específicos de mujeres más vulnerables y expuestas a la pobreza. Por ejemplo, las mujeres que encabezan familias monomarentales. Según la Encuesta Continua de Hogares (ECH) 2019, los hogares monoparentales (formados por un progenitor o progenitora con hijos/hijas), estaban mayoritariamente integrados en 2019 por madre con hijos/hijas. En concreto había 1.530.600 (el 81,1% del total), frente a 356.900 de padre con hijas/hijos. Y cabe no olvidar que, según la Encuesta de Condiciones de Vida (ECV). Año 2018, del INE (últimos datos), reflejaba que el mayor riesgo de pobreza o exclusión social estaba en las familias encabezadas por una persona adulta con hijos e hijas dependientes que llegaba a ser del 50%.

    También, en relación con la actividad, este riesgo de pobreza se situaba en un 59% para las personas desempleadas. Y no podemos olvidar que el 57% de estas personas desempleadas, en datos de marzo 2020, son mujeres.

    En la situación de excepcionalidad que ha causado la crisis del COVID-19, esta preocupación se extiende, porque muchas de estas mujeres quedan sin acceso a los recursos excepcionales dispuestos por el Gobierno.

    Además, hay muchos grupos sociales que ven cómo aumenta su exposición y riesgo de pobreza, y en ellos, la situación de las mujeres aún es más desfavorable. Entre ellas, las mujeres mayores. Según la ECH 2019 citada, de los más de 4 millones de personas que viven solas, en hogares unifamiliares, 2 millones tienen 65 años o más. Y, de ellas, 1.452.300 (un 72,3%) son mujeres. Por edad, el 42,3% de las mujeres mayores de 85 años viven solas, frente al 21,8% de los hombres. En estos tiempos del COVID-19, son datos alarmantes, por si estas mujeres mayores, aisladas, pueden no tener acceso a los cuidados de todo tipo que necesitan.

    A recordar, además, la situación económica: de las personas que tienen una pensión contributiva de jubilación, solo son mujeres el 38,7% y su pensión debería aumentar un 58% para equipararse. Son mujeres 9 de cada 10 de la de viudedad, con una cuantía media de unos 750 euros. Y entre quienes reciben una pensión no contributiva, dE una cuantía entre 98 y 392 euros, 7 de cada 10 son mujeres. Según la ECV del 2018 citada, el 18,7% de las mujeres de 65 años y más están en riesgo de pobreza, el 37,3% no puede afrontar gastos imprevistos y una décima parte están expuestas a la pobreza energética (el 9,7%).

    Son muchas las situaciones desfavorables en que las mujeres están en peores situaciones, y desde CCOO no vamos a dejar a ninguna atrás: desempleadas sin prestaciones, mujeres con diversidad funcional que ven aumentadas las barreras físicas y sociales de acceso a los recursos, mujeres de etnia gitana, migrantes que deben vencer prejuicios, estereotipos y comportamientos racistas y xenófobos, mujeres sin hogar, mujeres migrantes y refugiadas sin papeles... y no olvidamos a las mujeres que se ven afectadas por situaciones de violencias machistas, cuya situación de riesgo se ve acrecentada por la dependencia económica hacia su agresor. Todas ellas, a las muchas dificultades añaden no tener una prestación económica.

    Para CCOO es primordial que esta crisis y sus consecuencias no conlleven un aumento de las desigualdades sociales. También es primordial que se tenga en cuenta que las mujeres, en general, son las más desfavorecidas, las más expuestas a la pobreza. Por tanto, es urgente extender la protección social y tener en cuenta en esta respuesta la perspectiva de género.

    Elena Blasco Martín, secretaria confederal de Mujeres e Igualdad de CCOO, lo señala así: “ Hace falta tomar más medidas para garantizar que la protección social llega a las personas que más lo necesitan, a los grupos más vulnerables, entre los que hay mayoría de mujeres. Entre ellas está la Renta Mínima Garantizada, demandada por CCOO desde hace años, o cualquier otro subsidio económico que resuelva las situaciones vulnerables detectadas. Y, sobre todo, hace falta que las respuestas a la crisis tengan en cuenta la necesaria perspectiva de género. Porque desde CCOO no admitiremos que la crisis aumente las desigualdades hacia las mujeres, una vez más. Por ello, instrumentos y escenarios como el Diálogo Social están disponibles para que aportemos soluciones y medidas que, con garantías y concreción, tengan en el punto de mira también a las personas más vulnerables y a las mujeres de grupos con necesidades específicas. De esta crisis tenemos que salir unidas/unidos, y tenemos que salir todos/todas“.

    Teléfono gratuito de CCOO por crisis COVID-19: 900 301 000

    Atención por correo electrónico: coronavirus@ccoo.es

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