Confederación Sindical de Comisiones Obreras | 22 diciembre 2024.

REVISTA "TRABAJADORA", N. 72 (MARZO DE 2021)

Entrevista/ Chus Gutiérrez y el alma herida

    Conversamos con la directora de cine, productora, guionista, actriz y artista Chus Gutiérrez quien estrenó, en el difícil año 2020, su último trabajo: Rol &rol, una película documental que nace de la necesidad de encontrar respuestas en torno a la representación de las mujeres y la falta de referentes a través de los libros de texto, la publicidad, el cine, el arte y los medios de comunicación.

    08/04/2021.
    Fotografía de Quim Vives.

    Fotografía de Quim Vives.

    CHUS GUTIÉRREZ nace en Granada en 1962, siendo niña, su familia se traslada a Madrid, a los 17 años viaja a Londres a estudiar inglés y con 21 decide irse a Nueva York a estudiar cine. Su trayectoria profesional siempre ha estado vinculada a la industria cinematográfica bien como directora, productora, guionista o actriz.

    Ha dirigido multitud de cortometrajes y más de 10 películas, en las que también fue guionista. La primera de ellas la dirigió en 1991, Sublet, con Sexo oral (1994) y Droga oral (2013) logró hablar de temas complicados a través de testimonios, nos acercó al Sacromonte y al flamenco a través de Los sabios de la tribu en 2013 y nos hizo recordar los buenos momentos del mítico local de la movida madrileña El calentito (2005) el mismo día en que ocurría el 23F.

    También se ha implicado en proyectos colectivos y proyecciones y festivales de carácter social. Nos introdujo en los invernaderos almerienses en Poniente (2002) y nos arrastró hasta Hansala (Retorno a Hansala, 2008) para conocer la realidad de quienes no tienen otra opción que migrar. Y, por si fuera poco, consiguió divertirnos y cantar al ritmo de las irreverentes Xoxonees, grupo musical del que formó parte.

    Chus Gutiérrez se las ha apañado para atreverse a poner en pie sus sueños, ¡qué mejor referente!: “La verdad es que soy muy cabezota, pero también necesitas el apoyo de la industria. Puedes hacer cosas, como Rol & rol, que es pequeñita, puedes hacerla con poco dinero y sobrevivir, pero es verdad que un largometraje de ficción es imposible. Pero, me cuesta mucho, a pesar de que pueda parecer que hago lo que me da la gana, también hago concesiones. No soy libre totalmente”, explica.

    En el documental Rol & rol pasan tras su cámara multitud de artistas visuales, periodistas, científicas, políticas, actrices que opinan sobre el papel que nos devuelven los medios de las mujeres. Sobre él conversamos en esta entrevista, que puede leerse con la banda sonora de Nathy Peluso: “Todas estas mujeres que están componiendo temas desde la provocación, que parecen ‘vulgares’, que hablan de lo que les gusta, me parecen heroínas. Me parecen mujeres referentes, fuertes, que están luchando por su forma de manifestarse”. Chus Gutiérrez nos anima a ir al cine a ver El agente topo, de la chilena Maite Alberdi: “Me ha gustado mucho la película, está ahora en cartel y está dirigida por una mujer” y a leer a la estadounidense Sigrid Nunez: “El amigo es una preciosidad de libro, es una belleza de literatura, tiene muchas capas, tiene una enorme humanidad y todos los temas que nos interesan en general en el siglo XXI. Y está maravillosamente escrito”.

    Explica que el documental Rol & rol nace de la necesidad de encontrar respuestas al por qué de la falta de referentes mujeres, ¿qué mirada nos devuelven los medios de comunicación, el arte, la publicidad o el cine sobre qué significa ser mujer?

    Responde un poco a mi trayectoria vital. Cuando eres joven crees que la igualdad la hemos conseguido. Incluso cuando yo tenía dieciocho años, veinte, las feministas me parecían algo obsoleto. Es sobre todo cuando entras en el mundo profesional, cuando te empiezas a dar cuenta de que ocurren cosas que no entiendes al principio. Pero luego empiezas a identificar. Nos han dicho que vivimos en una sociedad aparentemente igualitaria, pero realmente no es verdad. No solo no es verdad, sino que las manifestaciones de la desigualdad son cada vez más obvias y flagrantes, porque tenemos ya muchas herramientas, somos conscientes de que tenemos que hacer cambios muy profundos, y sin embargo siguen sin hacerse.

    Y sobre todo, a través de todo lo que significa la representación, cómo las mujeres son representadas, que es lo que vemos cada día en el cine, en la televisión, en los periódicos… el último dominical de El País – una revista muy representativa de nuestra cultura y de nuestro país- incluye cinco artículos de hombres con una foto clara, con un titular, con un nombre, con un apellido. Y ahora llega el ‘femenino general’: dos artículos de un ramillete de mujeres, unas posando como modelos y otra de actrices hablando de igualdad. Pero las fotos son de grupo, no se las identifica con nombres y apellidos individualmente. ¿Qué está diciendo el subtexto? Está diciendo que las mujeres no tienen la importancia suficiente para tener un artículo para una mujer sola, con nombre, apellido y foto.

    Lo que se transmite a la sociedad es que las mujeres en la sociedad no estamos haciendo aportaciones importantes. Y ¿qué pasa con esto? Pues que nos hiere en el alma, porque realmente... puedes trabajar y ser una investigadora o una periodista o una directora de cine, pero si tu trabajo no está reconocido, vas perdiendo fuerza y autoestima. Eso es el alma herida.

    En la película muestra a viandantes fotografías de mujeres relevantes y enorme peso social (ministras, presidentas, etc.) y un entrevistado afirma: ‘Soy malo para recordar nombres de mujeres?’ Igual esto tiene una explicación…

    A un hombre se le otorga un lugar mucho más claro, las mujeres podemos llegar al poder, a la vicepresidencia de un país, ser ministras, pero sin embargo todo lo que rodea a ese personaje está teñido de: ‘tiene novio, tiene novia, cómo se peina, cómo se viste, tiene hijos, grita, se enfada, cómo se enfada’, en fin, toda una serie de elementos que distraen sobre lo importante: ‘¿quién es?, ¿qué está haciendo?, ¿está bien su trabajo o es una vaga?’ Darle una identidad clara y concreta a una mujer en el poder, en cualquier tipo de disciplina, es mucho más turbio.

    Su película arranca recordando a María Luisa López, su abuela, que nació en 1907 y a su madre, María Luisa Ortiz, que nació en 1936 ¿Cómo han avanzado las mujeres en la conquista de libertades en el último siglo?

    Ha habido grandes cambios, evidentemente. Mi madre ha tenido que pedir el permiso de su marido para abrir una cuenta de banco, y probablemente hubiera querido divorciarse y la sociedad no se lo permitió.

    Pero el problema es que son cambios muy importantes, pero no van a la raíz del problema. Si el talento de una mujer, en cualquier campo, no puede desarrollarse, la contribución que hace siempre es relativa, porque nunca es reconocida por ese trabajo y no tendrá trascendencia. Seguimos perpetuando el estereotipo como tal. Y el estereotipo es que las mujeres realmente no contribuyen con su trabajo, con su inteligencia. Tenemos mucha sabiduría perdida por el camino.

    Todo eso de alguna manera sí va minando a las mujeres, su percepción de ellas mismas.

    Durante el rodaje de Retorno a Hansala (2008), imprescindible para comprender el complejo fenómeno de la inmigración, se produjo una pequeña revolución en el pueblo marroquí de Hansala (Tarudant) causada por el impacto de ver trabajando a mujeres en puestos de responsabilidad. ¿Cómo lo recuerda?

    Realmente el documental nace ahí. Hansala es una aldea bereber donde no hay agua, ni luz, ni siquiera hablamos la misma lengua, pero las mujeres de la aldea trabajaban en la película, de actrices, de extras, de cocineras, de limpiadoras de las casas donde íbamos rodando... estaban integradas en el equipo. Cuando nos vamos, ocurre lo que yo llamo la pequeña revolución de las mujeres de Hansala. Ellas se dan cuenta, solo observándonos (no llegamos con teorías feministas, ni libros ni consignas) de nuestra representación, de que tenemos poder. Y ellas dicen: ‘Son iguales que nosotras; si ellas pueden, nosotras podemos’. Así que pidieron poder trabajar y también formar parte del Consejo de Ancianos.

    ¿Cómo pueden encontrar referentes niñas, niños y adolescentes cuando aún hay una infrarrepresentación de las mujeres en los libros de texto, obviando la mitad de la Historia de la humanidad?

    Las niñas y adolescentes, que están en ese momento en el que necesitan referentes claros, necesitan inspiración. Hicimos un trabajo de focus group (aunque luego no lo incorporamos en el documental), porque siguen existiendo carreras totalmente feminizadas y carreras masculinizadas, en Físicas no hay mujeres, porque ellas, ya desde la infancia, desde el instituto se les está diciendo ‘no ven a físicas ahí’. Y acaban creyendo que no son válidas para eso. Estamos hablando de 2019, no estamos hablando de hace veinte años.

    ¿Cuáles fueron sus referentes en el cine?

    En el mundo del cine, fíjate, yo no tenía referentes, porque los referentes de ese momento eran Pilar Miró y Josefina Molina. Josefina Molina era casi invisible. Y Pilar Miró era como una mujer horrible, así era representada, una mujer de quien se decía que era superdura en el rodaje, muy desagradable, déspota. Eso era lo que decían de ella. ¡Cómo yo iba a querer parecerme a esa mujer!

    Me inventé. Mi referente era mi madre, obviamente, porque era muy fuerte, empresaria, madre de siete hijos, podía con todo. Así que nunca me planteé que yo no podría, pero porque tenía ese referente muy claro en casa. Mi madre además nos apoyaba a muerte, tenía cinco hijas. Decía: ‘nunca te cases’, era un poco radical en ese sentido.

    Cuando empiezo a pensar sobre qué hacer en el futuro, estamos viviendo una época bastante particular que es la transición, la muerte de Franco, el principio de la democracia, un país entero despertando como a una libertad nueva totalmente. De hecho, curiosamente, y no es casualidad, en ese momento salimos como ocho o diez directoras de cine jóvenes. Tiene que ver también con el momento histórico.

    Entrevista en Rol & rol a actrices, directoras de cine, científicas, periodistas, políticas, artistas visuales ¿cómo fue llegando hasta ellas?

    Este documental empiezo a pensarlo en 2015 y lo ruedo en 2019. Ya había hecho mucho trabajo de investigación. Quería hablar con mujeres que tenían poder dentro de los campos que a mí me interesaba: el cine, la publicidad, el periodismo, la política, por supuesto. Me hubiera encantado entrevistar a más políticas a quienes admiro, a Sáenz de Santamaría, mujer que ha tenido un papel importantísimo en la política española o a Ana Pastor, segunda mujer que llegó a ser presidenta del Congreso, pero no quiso. Me interesa muchísimo la experiencia de las mujeres que están o estuvieron en el poder y conocer cómo lo han vivido. Pero fue muy complicado. Quienes se dedican a la política no quieren identificarse con temas que pueden ser un poco conflictivos.

    La publicidad se alimenta de estereotipos porque vende, sin embargo, ¿no piensa que la sociedad va por delante?

    La sociedad siempre va por delante de la representación. Como madre de una mujer joven, veo por ejemplo que las relaciones de amor no tienen nada que ver con las relaciones que nos cuentan en la ficción.

    Pero es verdad que cuesta cambiar el estereotipo. Y lo sientes cuando llevas un guión a una productora... En publicidad pasa lo mismo, las directivas con quienes hablaba estaban muy por delante de lo que les pedían los clientes. Pero han tenido que adaptarse porque el cliente es el que paga.

    Si hablas con la gente en la calle y le preguntas: ‘a ver, ¿qué papel cumple tu madre en la familia?, ¿cómo ves a tu mujer?, ¿qué papel cumple en su trabajo?’ Yo creo que son muy conscientes de que las mujeres ahora mismo están haciendo un enorme trabajo dentro de la construcción de la sociedad a todos los niveles. Pero, sin embargo, la representación no habla de ellas.

    El otro día estaba leyendo un guion y pregunté, ‘¿en qué trabaja este personaje?’ Me respondieron que no era necesario. ¿Cómo no va a ser necesario saber en qué trabaja? Claro que es necesario. ¿Cómo me puedes dibujar un personaje femenino sin saber a qué se dedica, en qué pone su interés, su energía y sus sueños?

    La sociedad es profundamente diversa, somos una mayoría de minorías. La ficción, en cine y series, siempre tiende al estereotipo. Además, en este momento en que tenemos tanta capacidad de comunicación deberíamos estar viendo otras realidades (y no solo la realidad a través del cine europeo o norteamericano), otras formas de entender la vida, de entender las emociones, de comunicarse. Y eso no lo vemos, entonces cada vez aparentemente tenemos más información y más diversidad en lo que podemos acceder, pero es mentira. Cada vez todo lo que vemos es mucho más uniforme.

    Fue una de las fundadoras, en 2006, de la Asociación de Mujeres Cineastas y de Medios Audiovisuales (CIMA), ¿de dónde parte la necesidad de su creación?

    CIMA ha sido muy importante en el audiovisual. Individualmente nos dábamos cuenta de que éramos muy pocas, de que nos costaba mucho. Nos unimos, y lo primero que hicimos fue analizar la realidad, con datos y cifras. CIMA ha sido fundamental en el cambio, presionando para que haya paridad en los jurados, en las selecciones de los festivales, en las subvenciones... Es que sin cuotas es muy difícil cambiar las cosas. Hay que incluir a las mujeres en la toma de decisiones.

    Las actrices tienen papeles protagonistas en el cine en solo un 39%, explica en el documental y hay una mayor representación de las menores de 35 años…

    Realmente, si analizas cuál es el audiovisual que hacen las mujeres en todo el mundo, no llegamos al 10 %.

    La edad es otro cuadro, pero no solo en el cine. En el momento en el que pasas ya de los cuarenta y pico o cincuenta, ya es como: ’¡ah!, ¿no estás muerta?’, o ‘¿no estás jubilada?’. O sea, el momento de mayor madurez creativa, de experiencia, donde tienes una mirada mucho más global, donde todos los elementos consiguen llegar a una conjunción y es la sabiduría, somos expulsadas del campo laboral, del trabajo y de todo lo que podemos aportar. Eso es un auténtico desastre.

    Tras los últimos Premios Goya, ¿podría decirse que el trabajo de las profesionales en el cine español goza de buena salud?

    Creo que es una casualidad. Mi sensación es que ha sido un gran año, pero eso no nos asegura la continuidad. Hay que seguir trabajando mucho. Hay que ser positiva y ha sido muy bonito. De repente, el Goya va a parar a una directora de fotografía, Daniela Cajías, por Las niñas… eso nunca lo habíamos visto, es increíble. Hay que estar muy contentas, pero nosotras, el feminismo y la igualdad parece que siempre estamos empezando, no se consolidan las cosas. Avanzamos, retrocedemos, avanzamos, retrocedemos. En el último comité de Televisión Española de compra de derechos de películas, en vez de tener el 50 %, que eso es el futuro, son las películas que se van a hacer, creo que había como un 16 % solo de mujeres. Entonces, claro, es dinero público, o sea, no estamos hablando de una televisión privada. Una televisión privada puede hacer lo que quiera, pero si tenemos que cumplir la ley de igualdad, y es transversal a todas las leyes, debería de ser el 50 %.

    La artista multidisciplinar María Gimeno explica en el documental que ‘Ni teníamos referentes en la universidad ni los echábamos de menos’ y afirma que ‘Necesitamos una genealogía que nos purifique de tanta infamia’.

    Todos los avances, todos los pasitos que vamos dando nos llevan a darnos cuenta de que necesitamos referentes; por ejemplo, en diciembre di una master class en la Carlos III y me han escrito alumnas que asistieron diciéndome ‘Jo, yo tenía muchas dudas, porque yo quería dirigir pero no me atrevía... y había decidido ya irme a producción. Y después de tu clase, después de tu master class he decidido que me da igual, que voy a luchar por mis sueño, y mi sueño es dirigir’. Claro, si no tienes referentes... Pero cada vez hay más conciencia y las mujeres buscan sus propias referencias en otras. Cada vez hay más conciencia y las mujeres buscan sus propios referentes en otras.

    Con las proyecciones del documental, lo que estoy viendo es que la gente se hace más consciente de la realidad, pero no se trata solo de ser consciente, se trata de estar atentas y atentos y saber que la igualdad no la hemos conseguido todavía. Es un trabajo de todos y de todas. El feminismo está aportando cosas importantísimas para los hombres también, como todo el tema de los cuidados, el ser conscientes de su parte afectiva, de desarrollar tus emociones. Y eso es oro líquido. Los hombres tienen derecho también a toda esa parte mucho más emocional y conectada con la afectividad, con la empatía. Y yo creo que para ellos es una liberación también. Esto es bueno, esto son beneficios para toda la sociedad, no solo para las mujeres. Creo, como dice una de mis entrevistadas, que el feminismo es imparable.

    ¿En qué está trabajando actualmente?

    Estoy con una película que no consigo sacar adelante, que se llama Ya descansaremos cuando estemos muertas. El personaje protagonista es una actriz de casi 60 años que no trabaja desde hace diez, que está totalmente deprimida, y que su grupo de amigas consigue sacarla adelante. Bueno, pues no consigo levantarla, probablemente será porque los personajes son mujeres de 60 años. La producción es más complicada para las directoras y si eres mayor, más difícil.

    Carmen Briz (@MamenBriz) es periodista y forma parte del equipo de la Secretaría Confederal de Mujeres e Igualdad de Comisiones Obreras.

    Revista Trabajadora, n. 72 (marzo de 2021).