Confederación Sindical de Comisiones Obreras | 22 noviembre 2024.

Se acentúa la devaluación salarial en España

    01/07/2022.
    gráfica

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    Según el Índice de Precios del Trabajo elaborado por el INE, los salarios por realizar el mismo trabajo acumulan una pérdida de poder adquisitivo desde 2008 del 6,4%, una vez descontada la inflación. Por ello, para CCOO es urgente adoptar medidas de ámbito laboral y económico para recuperar el poder adquisitivo perdido por los salarios y evitar que vaya a más.

    El Índice de Precios del Trabajo (IPT) es una operación estadística del INE que, a semejanza del IPC con los bienes y servicios de consumo, mide la variación del salario de una cesta fija de puestos de trabajo a lo largo del tiempo. Este índice bajó un 0,6% en 2020, frente a los incrementos de 2018 y 2019. La difícil situación en el año 2020 marcada por el impacto de la pandemia de la COVID-19 contextualiza esta evolución negativa, cuyo descenso fue superior al observado en el IPC (-0,3%), lo que explica la pérdida de poder adquisitivo en 2020. Y se agrava la fuerte devaluación salarial por realizar el mismo trabajo: desde 2008 el IPT refleja una pérdida acumulada de poder adquisitivo del -6,4%, una vez descontada la inflación.

    A pesar de las medidas puestas en marcha por el Gobierno desde 2018, donde destacan las subidas del SMI, los datos muestran que al menos hasta 2020 no han logrado revertir la importante pérdida de poder adquisitivo que acumulan los salarios por realizar el mismo trabajo. Y es de prever que con las fuertes subidas de la inflación de 2021 y 2022 esta pérdida de poder adquisitivo y sus consecuencias negativas tanto a nivel de los hogares (empobrecimiento) como a nivel macroeconómico (caída del consumo, de la actividad y aumento del endeudamiento) vayan a más. Es urgente adoptar medidas de ámbito laboral y económico para recuperar el poder adquisitivo perdido por los salarios y evitar que esa pérdida vaya a más.

    Es imprescindible redoblar los esfuerzos para garantizar la protección y las condiciones de vida del conjunto de la población, muy perjudicada por la fuerte subida de la inflación impulsada por el aumento de los márgenes de beneficios, mientras que los salarios soportan fuertes pérdidas de poder adquisitivo y solo se han incrementado un 1,33%. El Gobierno está permitiendo este aumento de márgenes (efecto de segunda ronda) sin promover un pacto de rentas que estableciendo precios máximos en los bienes y servicios básicos evite el crecimiento incontrolado de los beneficios empresariales.

    Para enfrentar esta situación es urgente acordar un gran pacto de rentas en plural y equilibrado que reparta los costes de la inflación entre todas las rentas de la economía, no solo las del trabajo que ya la están sufriendo. El pacto de rentas tendría cuatro elementos principales:

    1. Un pacto energético que ataque las verdaderas causas de la inflación arreglando las ineficiencias del sector eléctrico, limitando los precios máximos, protegiendo a los hogares vulnerables y acelerando la transición verde.

    2. Un pacto de negociación colectiva, en la primera distribución de la renta, que detenga el efecto de segunda ronda sobre los precios que ya están provocando los márgenes de beneficios empresariales y que preserve el poder de compra de los salarios para evitar el hundimiento de la demanda.

    3. Un pacto fiscal que concrete el esfuerzo colectivo que hay que hacer para sostener a los más vulnerables o a quienes no se pueden defender de la inflación (como los jubilados) y contribuya a cerrar la enorme brecha en contribución fiscal que nos separa de Europa.

    4. Un pacto sobre las rentas del alquiler que tope el incremento de las rentas de alquiler de viviendas y locales donde desarrollan su actividad las PYME, y que ponga las bases para ajustar los alquileres a los salarios e ingresos de la población trabajadora.