Confederación Sindical de Comisiones Obreras | 27 julio 2024.

REVISTA "TRABAJADORA", N. 83 (JULIO DE 2024)

Sociedad/ El Patronato de (DES)Protección a la Mujer (1941-1985), de Mayka Muñoz Ruiz

    11/07/2024.
    Niñas en un centro de Sevilla dependiente del Patronato de Protección a la Mujer.

    Niñas en un centro de Sevilla dependiente del Patronato de Protección a la Mujer.

    EN ESPAÑA, entre los años 1941 y 1985, es decir, durante la dictadura franquista y la democracia, estuvo vigente un sistema de control de las mujeres, especialmente de las jóvenes, en virtud de los preceptos de la moral católica y del modelo de relación de género vigente. Este sistema se articuló en torno al Patronato de Protección a la Mujer y contó como cooperadoras voluntarias a diversas órdenes religiosas femeninas tales como las Cruzadas Evangélicas, Oblatas del Santísimo Redentor, Adoratrices Esclavas del Santísimo Sacramento y de la Caridad, Trinitarias, Terciarias Capuchinas de la Sagrada Familia, Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl, Auxiliares del Buen Pastor y Religiosas Esclavas de la Virgen Dolorosa.

    El Patronato de Protección a la Mujer era una institución que dependía del Ministerio de Justicia, porque en principio su objetivo era combatir la prostitución, especialmente entre las jóvenes. Se estructuraba a partir de una Junta Nacional y Juntas provinciales, pero la red de reformatorios y demás centros de reclusión donde se encerró a las mujeres, los gestionaban las monjas citadas. Ahora bien, también había una red de celadoras que acudían a los lugares donde las jóvenes podían verse expuestas a la ‘inmoralidad’, como cines, teatros, fiestas o playas. A estas jóvenes las podían detener y enviar a los Centros de Observación y Clasificación donde, a partir de 1961, se analizaba a estas muchachas y se las trasladaba a las distintas dependencias en función de su ‘delito’ o ‘pecado’, que era lo mismo y no era nada. Me explico, el Estado, tanto el franquista como el democrático, otorgó a esta institución un poder para vigilar, controlar y castigar a las jóvenes en función de los valores morales nacionalcatólicos. Tanto en el caso de la prostitución, como en el de las madres solteras, solo se castigaba la sexualidad no normativa de las mujeres, destinatarias exclusivas de estas políticas moralizantes en las que confluían el catolicismo y el Franquismo. El objetivo de todo ello era que las españolas se ajustaran al modelo de mujer impuesto por el Franquismo, la madre de familia y ama de casa devota, sumisa al varón, al Estado y a la Iglesia.

    Lo que más llama la atención es que esta institución perdurara hasta bien entrada la democracia, casi hasta el final de la primera legislatura del PSOE, cuando en 1983 se había creado ya el Instituto de la Mujer. Otra cuestión significativa es el relativo desconocimiento que ha habido respecto al Patronato hasta hace pocos años. De hecho, la difusión de esta represión específica ejercida sobre las mujeres ha corrido principalmente a cargo de las propias víctimas del sistema, como Consuelo García del Cid, periodistas como Andrea Momoitio e historiadoras como Carmen Guillén Lorente. Las fuentes para su estudio se encuentran principalmente en los archivos provinciales y los testimonios personales, puesto que el archivo central de la Junta Nacional desapareció en una inundación.

    Ahora bien, con el material disponible se ha dibujado un escenario propio de película de terror con secuestros, encierros, trabajo esclavo, torturas y robo de bebés. Algunas investigadoras, como Pilar Iglesias, consideran que las mujeres que pasaron por el Patronato fueron objeto de violación de sus Derechos Humanos, y no han recibido ninguna reparación por ello. De hecho, solo en los últimos años se han empezado a alzar voces que al menos intentan afrontar el primer paso, el de alcanzar la ‘verdad’. Si nos interrogamos por las causas de este desconocimiento y de cómo una institución franquista sobrevivió tantos años en un país supuestamente democrático, considero que la respuesta más sencilla es la más adecuada: porque las protagonistas de esta película de terror eran mujeres, jóvenes, pobres, en situación de desamparo, prostitutas, lesbianas, ‘rebeldes’, no normativas, sin una red de apoyo y/o madres solteras.

    Control sobre las ‘rebeldes’

    SOBRE ESTAS mujeres se ejerció un control social que, al mismo tiempo, era un aviso para el resto de las mujeres, las que se podían considerar ‘decentes’, puesto que se podía caer en la ‘perdición’ sin hacer nada personalmente como, por ejemplo, ser víctima de una violación y quedar embarazada sin estar casada. Además, como señalan algunos testimonios, las familias podían enviar al Patronato a las hijas que no se acomodaban a los patrones de conducta prescritos, que salían mucho y llegaban tarde, que desobedecían, o que se habían escapado de casa. Hay que tener en cuenta que la mayoría de edad no se alcanzaba hasta los 21 años, y en el caso de las mujeres, hasta los 25 no podían abandonar la casa familiar sin autorización. Y tal como se decía en el decreto que instituyó el Patronato, éste tenía las: “Funciones tutelares de vigilancia, recogida, tratamiento e internamiento”de las menores que les llevaran los tribunales, las autoridades y los particulares, especialmente si contaban con menos de 18 años.

    El objetivo prioritario, en origen, era la lucha contra la prostitución y la trata de blancas, y el Patronato era herencia de normas anteriores en el tiempo. Ahora bien, estamos hablando de la primera postguerra, donde la miseria era muy abundante, donde los vencidos y, sobre todo, las vencidas de la guerra y sus criaturas no tenían para sobrevivir, donde, por lo tanto, la prostitución era una realidad cotidiana. Además, ésta no estaba prohibida, sino tolerada, siempre y cuando fuera discreta, en las casas de citas, hasta 1956. Por otra parte, cualquier joven que quedara embarazada sin estar casada tenía muchas probabilidades de acabar en la calle, desprotegida. El Patronato se hacía cargo de ellas, en principio para ayudarlas, pero en realidad lo que hacía era que estas pagaran su “pecado” con humillaciones y trabajo esclavo, porque aunque trabajaran en los talleres de los reformatorios, no cobraban por ello.

    Por otra parte, en estas instituciones también participaron psiquiatras que internaron a mujeres por ser lesbianas, por ejemplo en el psiquiátrico de Ciempozuelos, donde el Patronato contaba con un pabellón reservado. Que a las mujeres disruptivas al sistema socialmente aceptado se las encierre en manicomios, se las trate de “locas”, es una constante en la historia, como sabemos.

    Finalmente, voy a mencionar uno de los aspectos más turbios de la actuación de las congregaciones religiosas vinculadas al Patronato. Como he comentado, muchas jóvenes de las que se hicieron cargo fueron las que se quedaban embarazadas siendo solteras. Las llevaban a maternidades, como el centro Nuestra Señora de la Almudena, en Madrid, conocido como Peña Grande, donde las hacían trabajar sin descanso y las adoctrinaban en la religión y moral católicas. Pero lo peor fue que los hijos e hijas de estas mujeres fueron, en multitud de casos, dados en adopción de manera irregular a matrimonios acomodados. En decir, que pertenecían a las tramas de ‘bebés robados’ que han denunciado distintas asociaciones como la Asociación Nacional de Afectados por Adopciones Irregulares (ANADIR) o SOS Bebés Robados. Estas madres también reclaman verdad, justicia y reparación.

    Mayka Muñoz es historiadora, investigadora y archivera en el Archivo de Historia del Trabajo (AHT) de la Fundación 1º de Mayo de CCOO (@fundacion1mayo).

    Para más información:

    - Indignas hijas de su Patria. Crónicas del Patronato de Protección a la Mujer en el País Valencià, de Marta García, María Palau, Esther López y Guillermo López.

    - Dosier del diario Público

    - Podcast de El Diario.es

    - Artículo de El Salto

    - Crónicas, La 2, RTVE.

    - Artículo de Pikara Magazine

    - El gen rojo como germen de la trama de robos de bebés durante el Franquismo, de Blanca Calvo Alonso.

    - La prostitución en la dictadura franquista: una aproximación a la Junta Provincial de Barcelona entre los años 1943 y 1956, de Elisabet Velo i Fabregat.

    - Violación de los derechos humanos de las mujeres en las Lavanderías de la Magdalena de Irlanda y los centros del Patronato de Protección a la Mujer de España, dePilar Iglesias Aparicio.

    - Entre la legalidad y el castigo: Patronato de protección a la mujer y prostitución en la Murcia del primer franquismo (1939-1956), de Carmen Guillén Lorente.

    - El Patronato de Protección a la Mujer: Centros de encierro y control moral para las mujeres caídas, de Carmen Guillén Lorente.

    Revista Trabajadora, n. 83 (julio de 2024).