Confederación Sindical de Comisiones Obreras | 26 diciembre 2024.

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Discriminaciones hoy, más desigualdad y más pobreza mañana

    En seguimiento del impacto de género de la crisis del Covid-19, la secretaria confederal de Mujeres e Igualdad de Comisiones Obreras, Elena Blasco Martín, declara: “En esta crisis nos preocupa de manera principal salvar vidas y proteger los empleos, pero también nos preocupa no dejar a nadie atrás. No perdemos de vista el riesgo añadido para las mujeres, esta crisis no puede ser excusa nuevamente para ralentizar o frenar los avances en igualdad, lo que significa aumentar la pobreza y la desprotección en el presente y en el futuro. Desde CCOO no vamos a dejar de poner en la agenda pública y de defender en el diálogo social la urgencia de afrontar las respuestas a la crisis teniendo en cuenta la perspectiva de género. Por eso, entre otros aspectos, llamamos a que la crisis sea una oportunidad histórica para apuntalar un sistema de protección igualitario, que corrija las brechas de género y que no deje a nadie, a ninguna mujer, atrás”.

    07/05/2020.
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    . Pensiones contributivas: las reciben menos mujeres y con menor cuantía

    Sabemos que la pensión contributiva es un reflejo de la carrera profesional y sabemos que las mujeres encuentran obstáculos añadidos en su carrera profesional. Las condiciones laborales de parcialidad y temporalidad, las brechas salariales y los salarios medios más bajos que caracterizan muchas veces sus trayectorias profesionales tienen como resultado que sean menos las mujeres que acceden a la pensión contributiva de jubilación y que, cuando lo hacen, reciban pensiones medias más bajas.

    No llegan a 2,4 millones de mujeres las que reciben una pensión contributiva de jubilación, junto a más de 3,7 millones de hombres. Según datos de las Pensiones contributivas a 1 abril 2020, son mujeres el 38,85% de quienes reciben una pensión contributiva, y su pensión media (880,74 euros) tendría que aumentar un 51% para equipararse a la pensión media de los hombres (1.335.74 euros), lo que supone una diferencia de 500 euros. Y, además, el 32% de las mujeres que perciben esta pensión, lo hacen con un complemento a mínimos.

    Una pensión contributiva feminizada es la de viudedad, con una cuantía media de 723,80 euros al mes, cuyas perceptoras son en un 92,02% mujeres (2.169.38). De ellas, un 30% recibe un complemento a mínimos. La edad media de las mujeres que la reciben es de 78 años.

    . Pensiones no contributivas: feminizadas y cuantía de pobreza

    Según señala el IMSERSO, el perfil de pensionista de pensión no contributiva de jubilación es predominantemente el de una mujer con una edad comprendida entre los 70 y 79 años. Según datos de marzo 2020, son mujeres el 74,9%. Es decir, 3 de cada 4 de quienes reciben esta pensión son mujeres.

    Elena Blasco Martín señala: “Desde CCOO no escatimaremos esfuerzos y propuestas para consolidar un sistema público de pensiones, sostenible, financiado adecuadamente, con cuantías dignas y sin brechas de género. Tampoco dejaremos de prevenir y eliminar la brecha de género en pensiones atajándola desde sus causas, trabajando infatigablemente para eliminar las muchas discriminaciones persistentes de las mujeres ante el empleo que desembocan en pensiones más bajas o en no alcanzar los requisitos exigidos para la pensión de jubilación contributiva. Queremos un empleo digno, de calidad y en igualdad hoy, y la crisis del covid-19 no va a cambiar esta reclamación. Porque las discriminaciones hoy significan más riesgo de pobreza hoy, pero, sobre todo, más desigualdad y pobreza en el futuro, cuando la vulnerabilidad social aumenta“.

    . Prestaciones: persistentes brechas de género

    Las mujeres están más desprotegidas en las prestaciones laborales, debido a las características negativas de su participación laboral fruto de las discriminaciones aún existentes (carreras discontinuas, parcialidad, temporalidad, paros más prolongados…). Según el informe de coyuntura laboral abril 2020, del gabinete económico confederal de CCOO, en marzo de 2020, la tasa de cobertura bruta por desempleo se situaba en el 62,4%, con una importante brecha de género de casi 10 puntos (67,7% en los hombres, 58,4% en las mujeres).

    Sabemos, con datos de la última Encuesta de Población Activa (EPA1T2020), que las mujeres son mayoría entre quienes están en paro y buscan su primer empleo (56%), entre quienes llevan de 1 año a 2 buscando empleo (54%), y entre quienes llevan 2 años o más buscando empleo (57,4%). También sabemos que hay 1.073.800 hogares con todos sus integrantes en paro, y, de ellos, más de la mitad (el 55,4%, es decir, 595.000 hogares) carecen de cualquier fuente de ingresos (sea salario, pensión o prestación).

    Tenemos presente que, según el INE (Encuesta Continua de Hogares. Año 2018, últimos datos publicados), los hogares monoparentales estaban mayoritariamente integrados en 2018 por madre con hijos e hijas (1.538.200, el 82% del total), frente a 340.300 de padre con hijos e hijas.

    Esto resulta especialmente preocupante porque la Encuesta de Condiciones de Vida (ECV) del 2018 reflejaba que el mayor riesgo de pobreza o exclusión social estaba en las familias encabezadas por una persona adulta con hijos e hijas dependientes, llegando a ser del 50%. Y en este período del Covid-19 muchas de estas mujeres con hijas/hijos a cargo se han quedado sin empleo, sin posibilidad de buscarlo, o han tenido que renunciar por necesidades de atención a sus menores a cargo, como efecto del confinamiento.

    Tenemos muy en cuenta que, en relación con la actividad, el mayor riesgo de pobreza o exclusión social que reflejaba la ECV 2018 se situaba en un 59% para las personas desempleadas. En la actualidad, el 56% de estas personas desempleadas son mujeres, porcentaje que aumenta según antigüedad en el paro.

    Y no olvidemos las muchas mujeres que trabajan aún en la economía informal, sobre todo en el sector del empleo del hogar. La discrepancia entre los datos de la EPA 1ºT 2020, con 576.000 trabajadoras del hogar, y las 393.358 empleadas del hogar dadas de alta en la Seguridad Social a abril de 2020, es un indicio que muestra cerca de 200 mil trabajadoras en situación precaria y desprotegida, número que seguramente se amplía si se consideran otras trabajadoras (agrarias, cuidadoras, migrantes sin papeles, etc.). Son muchas las que quedan fuera del sistema de prestaciones, lo que hace imperativo que se ponga en marcha urgentemente algún tipo de renta mínima garantizada, vital, de emergencia o como se denomine, para prevenir su alto riesgo de pobreza, especialmente en estos momentos de Covid-19.

    Elena Blasco Martín concluye: “Desde el feminismo del sindicalismo de clase hemos aprendido la lección de anteriores crisis. Sabemos el riesgo enorme de que, otra vez, la igualdad se postergue, que se deje de considerar una prioridad, con las consecuencias dramáticas de desigualdad y pobreza para la mayoría de mujeres. En CCOO tenemos claro que cualquier respuesta o gestión de la crisis del Covid-19 debe tener en cuenta la perspectiva de género, para impedir retrocesos en derechos de las mujeres o en igualdad. Y tenemos claro también que una sociedad igualitaria e inclusiva debe sostenerse en un sistema de protección igualitario, un factor de redistribución de rentas que cohesione la sociedad, sin dejar a nadie atrás. Por eso, CCOO trabaja en todos los escenarios por eliminar las brechas de género y sus causas sociolaborales, y por consolidar un sistema de pensiones sin brechas de género, un sistema público que amplíe la protección a todas las personas que lo necesitan“.

    Teléfono gratuito de CCOO por crisis COVID-19: 900 301 000
    Atención por correo electrónico: coronavirus@ccoo.es
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    #8MSiempre #VivasLibresUnidas #EnClaveVioleta

    Secretaría Confederal de Mujeres e Igualdad de CCOO, 7 mayo 2020