Confederación Sindical de Comisiones Obreras | 27 diciembre 2024.

OPINIÓN

Nos siguen matando, de Ursula Szalata

    El siguiente artículo de Ursula Szalata, secretaria de Igualdad de CCOO de Asturies, fue publicado en La Nueva España el 25 de noviembre de 2023.

    28/11/2023.
    Ursula Szalata, responsable de Igualdad de CCOO de Asturias.

    Ursula Szalata, responsable de Igualdad de CCOO de Asturias.

    LA MEJOR NOTICIA que podríamos recibir es que ha desaparecido el 25 de noviembre como Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres. Que se acabó. Pero, desgraciadamente, a pesar de los avances indudables en las últimas décadas, gracias al empuje feminista, aún queda un largo camino por recorrer hasta erradicar esta violencia machista que se ejerce contra nosotras por el mero hecho de ser mujeres. Porque somos nosotras las que morimos asesinadas, las que sufrimos el acoso sexual en el trabajo y fuera de él, las que padecemos la brecha salarial. Violencias atroces e injustificables que nos desacreditan como sociedad.

    Son las cifras de la vergüenza: 52 mujeres asesinadas en lo que llevamos de 2023 (hasta el 20 de noviembre, cuando en todo el año pasado se registraron 49); 1.237 desde el 1 de enero de 2003, en que comenzaron los registros oficiales. Y hablamos de mujeres asesinadas por sus parejas o ex parejas. Porque habría que añadir los feminicidios, las víctimas (que no son pocas) a manos de hombres con los que no convivían, como Katia, asesinada salvajemente por dos peregrinos del Camino de Santiago a los que había dado cobijo en su propia casa, en León. Habría que añadir los niños y niñas que también murieron a manos de sus padres asesinos.

    La situación es muy preocupante. La Fiscal Superior de Asturias, María Esther Fernández, alertó hace unos días del aumento de las agresiones sexuales y la violencia de género entre menores (los delitos contra la libertad sexual se incrementaron un 16,4% en 2022), y reclamó más medios personales y materiales para su departamento, porque las unidades de evaluación de delitos de violencia contra la mujer de Oviedo y Gijón son claramente insuficientes. Un reciente estudio de la Fundación Anar señalaba que la violencia machista contra niñas y adolescentes creció un 87% en cuatro años.

    Nuestro compromiso contra esta lacra es inequívoco. Desde hace años, los últimos martes de cada mes nos venimos concentrando como forma de repulsa contra la violencia machista, sea cual sea su expresión. Estas concentraciones se suman al trabajo que hacemos en las administraciones, en las mesas de concertación y negociación colectiva, en los centros de trabajo con los planes de igualdad. Porque la desigualdad económica también es una forma de discriminación y violencia.

    Tampoco dejaremos de combatir el negacionismo. Seguiremos vigilantes y denunciaremos los intentos de la extrema derecha de cuestionar o negar la existencia de violencia machista (eliminando de paso los recursos para combatirla; si algo no existe para qué preocuparnos por ello y dedicarle el más mínimo esfuerzo: menuda infamia) y su retorno al discurso de lo privado: que si los trapos sucios se lavan en casa, que si la violencia no tiene género... Pero es a nosotras a las que matan.

    El manifiesto elaborado por CCOO para este 25N recuerda, precisamente, que la violencia de género, entendida en un sentido amplio, es decir, comprendiendo todas las manifestaciones de la violencia hacia las mujeres, es el delito más extendido en todo el mundo. Y ofrece también algunos datos que ponen de relieve la gravedad del problema, cuando el 44% de las mujeres en nuestro país ha sufrido algún acto de violencia sexual a lo largo de su vida.

    El acoso sexual y por razón de sexo es un delito oculto y ocultado, aunque más de 1,4 millones de mujeres afirman haberlo sufrido en el lugar de trabajo. Y son las empresas las que "deben promover condiciones de trabajo que eviten el acoso sexual y el acoso por razón de sexo, y arbitrar procedimientos específicos para su prevención y para dar cauce a las denuncias y reclamaciones que puedan formular quienes hayan sido objeto del mismo", como establece la ley.

    Por eso hacemos un llamamiento para actuar decididamente en las empresas y Administraciones Públicas contra esta forma de violencia de género. Y, como sindicato feminista, asumimos nuestra responsabilidad de intervenir frente al acoso sexual y por razón de sexo (nuestros delegados y delegadas en los centros de trabajo suponen un cordón preventivo y doblemente activo, porque acompañan, asesoran y orientan a las mujeres víctimas y porque actúan en las denuncias de los casos que se presentan), y sumamos nuestro esfuerzo al de organismos, instituciones públicas y movimientos feministas para terminar con todas las formas de violencia contra las mujeres. Porque también hay que romper la tolerancia social.